Gárgolas insomnes

Noviembre 27 de 2004

Al texto publicado aquí el 8 de abril hay que agregar "guerra preventiva", eufemismo orwelliano que se refiere a la agresión militar, la invasión, el saqueo y la devastación a placer de un país por otros (siempre en plural, porque los crímenes contra la humanidad no son posibles sin complicidad internacional). Las "armas de destrucción masiva", así no existan, son pretextos para la destrucción masiva de una civilización.

"Pacificar" es otra gran patraña del mismo lenguaje. Por lo visto en Fallujah, significa matar, aplastar a un pueblo entero; arrasar las ciudades y asolar los campos; responder con destrucción y muerte a la indignación y el descontento con la destrucción y la muerte; asesinar indiscriminadamente a la población civil, al que se ponga enfrente, al que se oponga, al que se esconda, al que huya; disparar a lo que se mueva; reprimir toda resistencia, todo asomo de insurgencia, toda rebeldía, con la mayor fuerza posible, con la violencia más aterradora, con superioridad bélica -técnica y tecnológica, material y "humana"-, con alevosía y ventaja, con impunidad; al cabo se trata de una "guerra contra el terrorismo", es decir, una serpiente que persigue su cola, un círculo vicioso, una espiral.

Hiroshima y Nagasaki, Guernica y Fallujah, son ejemplos de "pacificación" contundente.

[] Iván Rincón 3:20 AM

Noviembre 1 de 2004

Las almas de los muertos que vinieron con el viento de octubre y sacudieron el polvo de mis libros, casi deshojados, y mis discos de acetato, medio rayados, y mis fotos percudidas por la huella del tiempo y la fragilidad ambarina de los recuerdos, esperan mi visita en el panteón. Mañana estaré con ellas, entre ellas, con los restos de sus cuerpos reducidos al silencio y la soledad de la carcoma, como siempre, mimetizado, como un camaleón humano, como un mimo, un actor chocarrero, macabro, de maquillaje pálido, que interpreta su propio delirio. Mañana regresaré y seré uno más de los niños que murieron ayer.

[] Iván Rincón 10:16 PM

Octubre 13 de 2004

I

El rencor nace viejo siempre y envejece desde entonces, inexorablemente, hasta que un día, quizás de noche, quizás después de la derrota en esta lucha a muerte contra el insomnio, o sea, con uno mismo, o quizás bajo el efecto de la abstinencia, lo vemos emerger de nuestro rostro en el espejo y, como acto reflejo, del susto y el espanto, lo rejuvenecemos, lo renovamos, lo vertimos y convertimos en la máscara que portamos, con la que nos comportamos, vacía, hueca, nomás pa' que siga jodiendo, chingando a la madre que parió la idea, a saber, la mente como terreno sembrado con ponzoña. Alguien decía por ahí que el rencor es un veneno que bebemos cotidianamente con la esperanza de que sea otro el que muera.

II

Tengo la vista nublada por el sudor frío del vidrio bajo la lluvia, por la niebla del odio, y respiro el aire intoxicado por su transpiración; pierdo el rumbo y entonces prefiero caminar; el coche que se quede al borde del riachuelo en la cañada, al otro lado del barranco, de cola al basurero en el precipicio, y los demás que se hagan bolas, ignorantes de los semáforos y su propio abismo; pero entre la lluvia y yo no hay más que un paraguas destartalado, mi ropa mojada y el odio, el odio de siempre, como siempre, su sombra por todas partes, que hay que atravesar caminando; "vamos por partes", diría Jack el destripador, y el terreno queda finalmente dividido en lotes y parcelas, descuartizado, baldío, atravesado en balde, atravesado por la daga que llevo siempre... atravesada, la daga que llevo en balde... atravesada; en balde corro a través del predio, tropezando con los cadáveres de perros y gatos, pateando ratas y pisando cucarachas, sudando neuronas muertas y dejando las toxinas intactas.

Es así que llego a la calle de la amargura y la frustración, el odio y el rencor, al callejón sin salida del insomnio, a la pesadilla de la vigilia sin control, sin dueño, sin gobierno, sin timonel... Pero soy mal perdedor; no acepto la derrota, no entiendo la pérdida ni asimilo el fracaso, nunca pierdo, como dice James Bond, y como buen jalisciense, aunque soy chilango, si pierdo arrebato, y si pierdo un arrebato lo busco hasta encontrarlo, porque no es bueno quedarse sin arrebato, sobre todo tratándose de un buen arrebato. No pierdo cabello, por ejemplo, guardo todo el que se cae. Si pierdo una hora de mi vida la recupero, así me tarde un año. Si pierdo el tiempo lo busco hasta encontrarlo y entonces lo mato por hacerme perder el tiempo buscándolo. "Pasaba el tiempo pensando en el tiempo pasado". Así comienza mi historia. En realidad no pierdo el tiempo; lo dejo pasar. Ya ves que otros lo hacen. "Estoy haciendo tiempo", dicen. No paso el tiempo; el tiempo es el que pasa. ¿Qué te pasa? ¿Qué pasa aquí? ¿Te estás riendo de mí? Cuando Porfirio Muñoz Ledo me preguntó lo mismo hace mucho tiempo le contesté que sí (me burlaba de su caso) y entonces le preguntó a su esposa, muy serio él: ¿ves lo que ocasionas?, ¿lo ves?

III

Pero volviendo al tema del rencor, yo nomás quería decirte que me rindo, me doy por vencido, te necesito, requiero tanto de ti como el terrorismo israelita del terrorismo palestino, como Bush y su mafia de la imbecilidad colectiva o la cobardía unánime... como el sádico del masoquista, como complemento de la destrucción mutua, la reciprocidad, la complicidad, te necesito, porque los muertos se aburren si los entierran solos. Me rindo como las cuentas que nos rinde anualmente el informe de gobierno. Tenemos cuentas pendientes. Cuentas pendientes de un hilo alrededor del cuello para estrangularte y una daga para cortarte las venas y beber la sangre que derrames. Cuentas pendientes... porque pendo de ti como de un árbol el ahorcado. ¿Qué? ¿Que el ahorcado pende de la cuerda? ¡Claro! ¡Yo estoy loco -ya lo ves- y dependo de ti, que eres la cuerda!

IV

Un grito emerge de la noche y tritura el silencio que guardas en la profundidad acuática del sueño.

[] Iván Rincón 7:13 PM

Octubre 4 de 2004

¿Qué imaginó usted al leer aquello del "club de las caricaturas mutuas" en la tercera parte del texto "La velocidad del sueño", del subcomandante Marcos? ¿A dos imitadores de muecas, uno frente al otro? ¿Un intercambio de retratos estilizados? ¿A los personajes más grotescos del poder atrapados en una galería de espejos? ¿A la primera dama de Los Pinos, por ejemplo, viendo su reflejo en la primera dama de Tlaxcala, y viceversa? ¿Un grupo de títeres con deformidades recíprocas? ¿Le decepcionó saber que se trata de un disparate de La Jornada, pues el Sup había escrito, menos imaginativo, "club de las caricias mutuas"?

[] Iván Rincón 10:09 PM

"Septiembre es el noveno mes del año", dice la segunda parte del texto. Vaya. Hasta ahora me entero. Siempre pensé que septiembre era el séptimo mes y que octubre era el octavo y que noviembre era el noveno... Así que tengo dos meses de atraso; debo ponerme al corriente. Mi reloj, en cambio, marca la hora de otoño, que comienza en septiembre, aunque sigamos con el horario de verano.

[] Iván Rincón 10:09 PM

La velocidad del sueño depende de la efectividad del somnífero.

[] Iván Rincón 10:09 PM